Es que uno es asi de despistado. Llevo un tiempo por aqui sin haberme presentado. Un fallo de etiqueta.
Me llamo Javier, tengo una larga, accidentada y adictiva relación amor-odio con una BMW R100R del 92, de color violeta-morado, que es uno que odio desde que me obligaban a soportar la semana santa de niño. Afortunadamente es oscuro y ademas no se ve cuando vas en ella.
Me ha dado muchos placeres, largos y cómodos viajes, y bastantes disgustos. Algunos repetidos y menores, como dejarme tirado porque se le mojaba la bobina (resuelto sustituyendola por una de Kawa, que no se raja y es impermeable) y otros mas originales e importantes, como romper el cardan -una factura de 1.400 euros- o el volante. Y claro, los inevitables problemas eléctricos de una moto que ya tiene sus años, carga mal y pasa demasiado tiempo rodando en ciudad.
Es mi quinta moto, mia desde el 96, cuando la compre con 16.000 km. Tiene mas de 150.000. Cada vez que falla o algún amigo me presenta su nueva super K lo que sea o Honda de lux me entran ganas de cambiarla. Ya sabeis, tiene tacto de tractor, es sedienta, grande y pesada, cuesta hasta subirla al caballete y no es que corra, precisamente. Pero se ha convertido en mi moto de una manera que me hace imposible pensar en vivir sin ella...
Despues de pasar por los principales servicios oficiales y los especialistas madrileños, me la lleva Tito Tabasco, un buen taller, como los demas, un poco mas barato, pero que es lo suficientemente honrado como aceptar sus fallos y resolverlos. Tito fue mecánico del servicio oficial, tiene todos los cursos BMW -tambien fue mecánico de Porsche- y ahora atiende todo tipo de motos, pero le gustan mucho estas.
Me llamo Javier, tengo una larga, accidentada y adictiva relación amor-odio con una BMW R100R del 92, de color violeta-morado, que es uno que odio desde que me obligaban a soportar la semana santa de niño. Afortunadamente es oscuro y ademas no se ve cuando vas en ella.
Me ha dado muchos placeres, largos y cómodos viajes, y bastantes disgustos. Algunos repetidos y menores, como dejarme tirado porque se le mojaba la bobina (resuelto sustituyendola por una de Kawa, que no se raja y es impermeable) y otros mas originales e importantes, como romper el cardan -una factura de 1.400 euros- o el volante. Y claro, los inevitables problemas eléctricos de una moto que ya tiene sus años, carga mal y pasa demasiado tiempo rodando en ciudad.
Es mi quinta moto, mia desde el 96, cuando la compre con 16.000 km. Tiene mas de 150.000. Cada vez que falla o algún amigo me presenta su nueva super K lo que sea o Honda de lux me entran ganas de cambiarla. Ya sabeis, tiene tacto de tractor, es sedienta, grande y pesada, cuesta hasta subirla al caballete y no es que corra, precisamente. Pero se ha convertido en mi moto de una manera que me hace imposible pensar en vivir sin ella...
Despues de pasar por los principales servicios oficiales y los especialistas madrileños, me la lleva Tito Tabasco, un buen taller, como los demas, un poco mas barato, pero que es lo suficientemente honrado como aceptar sus fallos y resolverlos. Tito fue mecánico del servicio oficial, tiene todos los cursos BMW -tambien fue mecánico de Porsche- y ahora atiende todo tipo de motos, pero le gustan mucho estas.