Limoncello
Acelerando
Hola¡¡ por error parece que nos has colgado de nuevo las fotos del día 3... y nos dejas con la miel en los labios.
Ya ves que estamos muy pendientes
Gracias ¡¡
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"INSTANES" La Ruta de La Seda
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D3MIO
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Hola¡¡ por error parece que nos has colgado de nuevo las fotos del día 3... y nos dejas con la miel en los labios.
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D3MIO
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Día 5: Karakol - Shelek (Kazajistán) 1/1
Recorrer en moto la Ruta de la Seda es una experiencia emocionante, que combina historia, naturaleza y aventura. Los impresionantes paisajes, las culturas fascinantes y la hospitalidad de sus gentes hacen de este viaje una vivencia inolvidable que disfrutamos, día a día, a lomos de la Taca.
Hoy comenzamos la ruta en Karakol, un pequeño pueblo situado al este del gigantesco lago Issyk Kul, en pleno corazón del país.
Nuestra primera visita ha sido para la Iglesia ortodoxa de madera “Trinidad”. Esta preciosa iglesia de madera es una joya arquitectónica cuyo diseño se inspiró en la famosa catedral de San Petersburgo. Contemplar sus cúpulas doradas con las montañas nevadas de telón de fondo es una imagen icónica que se guarda en la retina.
Seguimos nuestra ruta hasta la mezquita de Dugan. Quizás sea el edificio más peculiar del pueblo. Se trata de una mezquita en forma de templo chino budista construida por la comunidad china de Dungan. Me llama la atención sus alegres colores y sus soportales de madera tallada… pero también que está construida enteramente en madera y sin ningún clavo, en su lugar, utilizaron técnicas tradicionales de ensamblaje de madera, una clara muestra de la habilidad y maestría de los artesanos dungan.
Son las once de la mañana y nos encaminamos hacia la frontera de Kazajistán, siendo conocedores de que es una frontera complicada y caprichosa que suele dar muchos quebraderos de cabeza pero… llevamos toda la documentación en regla y muchas ganas de cruzarla.
Nos vamos alejando de Karakol. El camino serpentea entre prados alpinos y bosques frondosos, ofreciendo unas vistas espectaculares en cada curva tan solo empañadas por el mal estado de la carretera que no es tal, es una pista de chinos, piedras y baches profundos que retrasan el trayecto y lo hacen muuuuucho más lento…
Poco a poco entramos en el remoto Valle de Jyrgalan, pegado a la frontera con Kazajistán, a 2.300 metros de altura. Una joya escondida que ofrece una naturaleza casi virgen rodeada de pastores nómadas que aún perviven de forma ancestral en las estepas.
De pronto empieza el baile, el camino se estrecha y se eleva. Una cuesta pedregosa nos hace casi trepar por la montaña. La Taca se aferra a la tierra y sube jadeando hasta la cima. Las ruedas de tacos han respondido bien, paramos para descansar y echar un traguito de agua para quitarnos el polvo que hemos tragado con tanta furgoneta bajando en dirección contraria. De Kazajistán de acercan dos moteros en sus KTM y se paran a charlar, apenas los entendemos, son austriacos. Echamos mano del inglés y nos dejan perplejos… “Stop, the border is closed”… parad, la frontera está cerrada.
No reaccionamos, llevamos una hora subiendo pista con un importante nivel de cansancio para no poder cruzar. “Quizás mañana” nos dicen con cierta ironía. Veo la cara de decepción de Manolo y le digo con alegría… “No pasa nada, buscamos otra alternativa y a seguir disfrutando del viaje”… nos sentamos en la hierba y le damos una pensada a la ruta. ¡Decidido!, vamos a seguir por Kirguistán, rodeando el lago Issy Kul por la zona norte y cruzaremos mañana por la frontera “oficial” de Korday al norte de Bishkek…
Lo bueno de no tener los alojamientos reservados es justo eso… que podemos alterar la ruta y buscar otra opción que nos lleve a nuestros sueños… muy cansados de la doble jornada pero contentos porque…
¡seguimos caminando.!
Hoy comenzamos la ruta en Karakol, un pequeño pueblo situado al este del gigantesco lago Issyk Kul, en pleno corazón del país.
Nuestra primera visita ha sido para la Iglesia ortodoxa de madera “Trinidad”. Esta preciosa iglesia de madera es una joya arquitectónica cuyo diseño se inspiró en la famosa catedral de San Petersburgo. Contemplar sus cúpulas doradas con las montañas nevadas de telón de fondo es una imagen icónica que se guarda en la retina.
Seguimos nuestra ruta hasta la mezquita de Dugan. Quizás sea el edificio más peculiar del pueblo. Se trata de una mezquita en forma de templo chino budista construida por la comunidad china de Dungan. Me llama la atención sus alegres colores y sus soportales de madera tallada… pero también que está construida enteramente en madera y sin ningún clavo, en su lugar, utilizaron técnicas tradicionales de ensamblaje de madera, una clara muestra de la habilidad y maestría de los artesanos dungan.
Son las once de la mañana y nos encaminamos hacia la frontera de Kazajistán, siendo conocedores de que es una frontera complicada y caprichosa que suele dar muchos quebraderos de cabeza pero… llevamos toda la documentación en regla y muchas ganas de cruzarla.
Nos vamos alejando de Karakol. El camino serpentea entre prados alpinos y bosques frondosos, ofreciendo unas vistas espectaculares en cada curva tan solo empañadas por el mal estado de la carretera que no es tal, es una pista de chinos, piedras y baches profundos que retrasan el trayecto y lo hacen muuuuucho más lento…
Poco a poco entramos en el remoto Valle de Jyrgalan, pegado a la frontera con Kazajistán, a 2.300 metros de altura. Una joya escondida que ofrece una naturaleza casi virgen rodeada de pastores nómadas que aún perviven de forma ancestral en las estepas.
De pronto empieza el baile, el camino se estrecha y se eleva. Una cuesta pedregosa nos hace casi trepar por la montaña. La Taca se aferra a la tierra y sube jadeando hasta la cima. Las ruedas de tacos han respondido bien, paramos para descansar y echar un traguito de agua para quitarnos el polvo que hemos tragado con tanta furgoneta bajando en dirección contraria. De Kazajistán de acercan dos moteros en sus KTM y se paran a charlar, apenas los entendemos, son austriacos. Echamos mano del inglés y nos dejan perplejos… “Stop, the border is closed”… parad, la frontera está cerrada.
No reaccionamos, llevamos una hora subiendo pista con un importante nivel de cansancio para no poder cruzar. “Quizás mañana” nos dicen con cierta ironía. Veo la cara de decepción de Manolo y le digo con alegría… “No pasa nada, buscamos otra alternativa y a seguir disfrutando del viaje”… nos sentamos en la hierba y le damos una pensada a la ruta. ¡Decidido!, vamos a seguir por Kirguistán, rodeando el lago Issy Kul por la zona norte y cruzaremos mañana por la frontera “oficial” de Korday al norte de Bishkek…
Lo bueno de no tener los alojamientos reservados es justo eso… que podemos alterar la ruta y buscar otra opción que nos lleve a nuestros sueños… muy cansados de la doble jornada pero contentos porque…
¡seguimos caminando.!
juanmacarril
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Cuando llegué, ya se termino el NODO, pero cojo asiento, que se pone interesante
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D3MIO
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Si, la intención era hacer recorrido circular, que al final lo conseguimos, con la entrada a kazagistan que hicimos dos días después.
La intención era visitar el Parque Nacional de Charyn y conocer Almaty, ya que es la ciudad más grande y conocida del sur de este país. Aunque después en las dos ciudades que estuvimos no llevábamos mucho interés, aunque a la postre nos sorprendieron gratamente.
D3MIO
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Día 6: Balikchy (Kirguistán)- Merky (Kazajistán)
Hoy ha sido un día complicado pero con buen humor. Hemos madrugado bastante y hemos desayunado con contundencia para afrontar el paso por la frontera kazaja. La ruta ha sido larga, extenuante y con pocas fotos porque hemos tenido que reconvertir dos etapas en una sola para compensar el día de ayer.
Equipamos la Taca y Manolo marca el paso fronterizo de Kazajistán como próximo destino en el GPS. Empezamos a rodar, los puestos de pescado seco ya están situados al borde de la carretera junto a las yurtas que se han reconvertido en pequeñas tiendecillas de refrescos y productos de necesidad. El día luce espléndido y corre una ligera brisa que desciende de las imponentes montañas kirguisas. Atravesamos el cañón de Kornochek y vamos dirección a la frontera. Llevamos dos horas galopando carreteras y estamos pensando en parar, son las doce del mediodía y el calor ha despertado de la siesta.
Al pasar por Tokmok vemos una fila de camiones cargados de balas de paja que los llama la atención, bajamos la velocidad y comprobamos con alegría que es una feria de ganado. Sin dudarlo, a pesar del calor, nos acercamos a visitarla. Lo más sorprendente que hemos visto han sido las ovejas arashan. Son una raza propia de Kirguistán que se caracteriza por la excelente calidad de su carne y sebo, lo que las hace esenciales para la gastronomía centroasiática en la que la carne de cordero y su materia grasa son ingredientes fundamentales en diversos platillos. Su rasgo más notable es su trasero notablemente abultado donde acumula la grasa.
Volvemos a la Taca y seguimos dirección frontera, 43 kms después, una larga fila de camiones nos indica que hemos llegado. Nos acercamos a las barreras pasaporte en mano y un militar nos dice que motos no, que esa entrada es solo para transporte de camiones y furgonetas. Nos indica que debemos dar la vuelta y entrar por otro paso fronterizo que está a 45 kms. Horror, son las 13:30h, el calor aprieta y debemos dar marcha atrás. Con bastante cabreo salimos partimos hacia el nuevo punto de entrada y al llegar nos encontramos una larguísima cola de coches para entrar. Nos van a dar las uvas allí… Manolo decide “colarse” pidiendo permiso a la gente y sorteando, a golpe de cadera, la fila de automóviles varados y nos plantamos delante de la barrera para salir de Kirguistán. Un policía de frontera da paso levantando la dichosa barrera. A mí me ordena entrar por la zona de a pie y Manolo por la de vehículos.
Mi trámite fue más o menos rápido pero al buscar a Manolo a través de los cristales cuajados de telarañas veo como el policía estaba mirando minuciosamente el contenido de cada maleta. Quince minutos después pasa por la garita de fronteras de Kazajistán. Yo había terminado todo mi papeleo y la Taca seguía aparcada junto a los militares, solita. Un policía estaba paseando la documentación de la moto por varias oficinas y todos ponían cara de póker. Manolo se percató de que estaban intentando traducir la información de la ficha técnica de la moto y se ofreció a traducírsela con una aplicación que lee el texto y lo pasa a cualquier idioma. Los militares fliparon y empezaron a relajarse apuntando el nombre de la app para descargársela. Yo había cruzado a Kazajistán y estaba esperándolo tras la valla. Un rato después se abrió la verja y vi como la Taca aparecía de forma triunfal entre los coches.
Genial! Ya estamos en Kazajistán … sin dinero kazajo y lo que es peor… sin internet en domingo con todo cerrado… y no lo digo por las redes sociales sino por el Google Map que es quien debía llevarnos a nuestro destino, la ciudad de Merky… por cierto… hemos cambiado las montañas por extensas estepas solitarias…
Semi perdidos en la maraña de carreteras kazajas, con unos socavones que harían desaparecer a la Taca, usamos el instinto de supervivencia y nos vamos guiando por intuición hasta, 49 kms después encontrar un pueblo donde sacar dinero del cajero, comprar agua y una tarjeta SIM que nos devolvió al mundo cotidiano… da mucho que pensar la dependencia que tenemos de las nuevas tecnologías…
Afortunadamente, la carretera ha mejorado y a las siete y media de la tarde ya habíamos localizado un hotelillo en Merky donde descansar el alma porque el cuerpo lo tenemos trajinado. Un duchazo reparador, una cena ligera y a descansar que el cansancio apremia el sueño…
Mañana será otro día de transición, con pocas o ninguna fotografía, hasta llegar a Tashkent en Uzbekistán.
Hasta Mañana....
Hoy ha sido un día complicado pero con buen humor. Hemos madrugado bastante y hemos desayunado con contundencia para afrontar el paso por la frontera kazaja. La ruta ha sido larga, extenuante y con pocas fotos porque hemos tenido que reconvertir dos etapas en una sola para compensar el día de ayer.
Equipamos la Taca y Manolo marca el paso fronterizo de Kazajistán como próximo destino en el GPS. Empezamos a rodar, los puestos de pescado seco ya están situados al borde de la carretera junto a las yurtas que se han reconvertido en pequeñas tiendecillas de refrescos y productos de necesidad. El día luce espléndido y corre una ligera brisa que desciende de las imponentes montañas kirguisas. Atravesamos el cañón de Kornochek y vamos dirección a la frontera. Llevamos dos horas galopando carreteras y estamos pensando en parar, son las doce del mediodía y el calor ha despertado de la siesta.
Al pasar por Tokmok vemos una fila de camiones cargados de balas de paja que los llama la atención, bajamos la velocidad y comprobamos con alegría que es una feria de ganado. Sin dudarlo, a pesar del calor, nos acercamos a visitarla. Lo más sorprendente que hemos visto han sido las ovejas arashan. Son una raza propia de Kirguistán que se caracteriza por la excelente calidad de su carne y sebo, lo que las hace esenciales para la gastronomía centroasiática en la que la carne de cordero y su materia grasa son ingredientes fundamentales en diversos platillos. Su rasgo más notable es su trasero notablemente abultado donde acumula la grasa.
Volvemos a la Taca y seguimos dirección frontera, 43 kms después, una larga fila de camiones nos indica que hemos llegado. Nos acercamos a las barreras pasaporte en mano y un militar nos dice que motos no, que esa entrada es solo para transporte de camiones y furgonetas. Nos indica que debemos dar la vuelta y entrar por otro paso fronterizo que está a 45 kms. Horror, son las 13:30h, el calor aprieta y debemos dar marcha atrás. Con bastante cabreo salimos partimos hacia el nuevo punto de entrada y al llegar nos encontramos una larguísima cola de coches para entrar. Nos van a dar las uvas allí… Manolo decide “colarse” pidiendo permiso a la gente y sorteando, a golpe de cadera, la fila de automóviles varados y nos plantamos delante de la barrera para salir de Kirguistán. Un policía de frontera da paso levantando la dichosa barrera. A mí me ordena entrar por la zona de a pie y Manolo por la de vehículos.
Mi trámite fue más o menos rápido pero al buscar a Manolo a través de los cristales cuajados de telarañas veo como el policía estaba mirando minuciosamente el contenido de cada maleta. Quince minutos después pasa por la garita de fronteras de Kazajistán. Yo había terminado todo mi papeleo y la Taca seguía aparcada junto a los militares, solita. Un policía estaba paseando la documentación de la moto por varias oficinas y todos ponían cara de póker. Manolo se percató de que estaban intentando traducir la información de la ficha técnica de la moto y se ofreció a traducírsela con una aplicación que lee el texto y lo pasa a cualquier idioma. Los militares fliparon y empezaron a relajarse apuntando el nombre de la app para descargársela. Yo había cruzado a Kazajistán y estaba esperándolo tras la valla. Un rato después se abrió la verja y vi como la Taca aparecía de forma triunfal entre los coches.
Genial! Ya estamos en Kazajistán … sin dinero kazajo y lo que es peor… sin internet en domingo con todo cerrado… y no lo digo por las redes sociales sino por el Google Map que es quien debía llevarnos a nuestro destino, la ciudad de Merky… por cierto… hemos cambiado las montañas por extensas estepas solitarias…
Semi perdidos en la maraña de carreteras kazajas, con unos socavones que harían desaparecer a la Taca, usamos el instinto de supervivencia y nos vamos guiando por intuición hasta, 49 kms después encontrar un pueblo donde sacar dinero del cajero, comprar agua y una tarjeta SIM que nos devolvió al mundo cotidiano… da mucho que pensar la dependencia que tenemos de las nuevas tecnologías…
Afortunadamente, la carretera ha mejorado y a las siete y media de la tarde ya habíamos localizado un hotelillo en Merky donde descansar el alma porque el cuerpo lo tenemos trajinado. Un duchazo reparador, una cena ligera y a descansar que el cansancio apremia el sueño…
Mañana será otro día de transición, con pocas o ninguna fotografía, hasta llegar a Tashkent en Uzbekistán.
Hasta Mañana....
D3MIO
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Cierto, son tediosas en cuanto a burocracia, papeles y mas papeles que son para amontonar encima de una mesa que pasaran a dormir el sueño de los justos...
A eso hay que sumarle los funcionarios fronterizos que intentan extorsionarte y los militares que al ser occidental e ir en moto, te ven como novedad en el día a día rutinario y monótono de su trabajo... te miran y remiran el equipaje, te preguntan por todo e intentan de manera frustrada mantener una conversación en una mezcla de ruso + idioma materno + inglés.
Cada frontera ha sido diferente como no podía ser de otra manera, pero muy similar en cuanto al comportamiento de los agentes y la forma de tratar tu documentación.
Con todo y con eso podemos decir que somos unos privilegiados, ya que al ver la moto los guardias fronterizos, (dada su novedad) con gestos nos indicaban que avanzáramos hacia el puesto, adelantando coches y por supuesto las colas de centenares de metros de los sufridos camioneros...
D3MIO
Curveando
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Día 7: Merky - Shymkent (Kazajistán) 1/2
Nos hemos dado un buen madrugón para vadear el calor. Hemos bajado a desayunar y la recepcionista estaba aún durmiendo en una cama improvisada en la recepción del hotel. No hemos querido molestarla y nos hemos ido directamente a la cocina a prepararnos el desayuno. Un café con leche y un par de tostadas de pan de molde con mantequilla.
Salimos de Merky cuando el pueblo está despertando. Las mujeres montan los puestos de miel y frutos secos, baldean las aceras para aligerar el polvo y los hombres arrancan los tractores para faenar el campo.
Hoy tenemos una etapa pesada. Vamos a rodar por la autovía para evitar las remendadas carreteras secundarias y llegar a nuestro destino a medio día.
El asfalto no está mal, algunos badenes de vez en cuando y un parche mal arreglado pero… los coches circulan a velocidades endemoniadas y nos adelantan en nuestro propio carril sin molestarse en cambiar a su izquierda.
Vamos con muchísima precaución, Manolo va concentrado en la conducción y muy pendiente de esos adelantamientos que casi nos rozan al pasar…
Yo voy un poco en mi mundo. Observando el paisaje tan bestial. A nuestra izquierda tenemos las imponentes montañas de Kirguistán que sirven de frontera natural y a la derecha una descomunal estepa sembrada de trigo y cebada.
Voy pensando que los kazajos se aburrirán de tanta planicie infinita y los imagino montados en sus veloces caballos cruzando tan vasta tierra. Eran y son excelentes jinetes. De hecho, la tribu de los Saks fueron los primeros jinetes en dominar el tiro con arco a galope en el mundo.
El calor empieza a subir de tono y la transparencia de la mañana se va empañando en una calima pegajosa que desdibuja los contornos del horizonte.
En la autovía no hay gasolineras ni zonas de descanso donde tomar un refresco. Me parece que no tienen mucha visión comercial - pienso-. De pronto, después de hora y media, en nada atisbamos un “kafessi” restaurante en donde descansar el estrés circulatorio… pero justo está situado en el carril contrario a nuestra marcha. Sin pensarlo dos veces, cambiamos de sentido y nos plantamos en la puerta donde hay una graciosa caravana de camellos de cartón piedra recordando la ruta de la seda. Nos bebemos una Coca Cola del tirón y pedimos un paquete de galletas de coco con chocolate. Al abrir las galletas el chocolate estaba derretido y nos lo hemos tenido que comer con cucharilla… tal cual.
Partimos a nuestro destino con una buena dosis de azúcar en el cuerpo y bastante reconfortados. Nos sigue abrumando la excesiva velocidad de los conductores kazajos, ¡parecen una exhalación! que diría mi abuela. No vemos señales de tráfico que limiten la velocidad y la policía es tan escasa como las gasolineras. No le quito el ojo al nivel de gasolina por si acaso.
Hora y media después nos detenemos a comer en un chiringuito de carretera que no estaba mal pero la comida… dejaba bastante que desear… El menú escrito en kazajo y el traductor del móvil no estaba ducho en la materia… así que me han puesto un pescado frito muy rasposo y a Manolo una pasta hecha en sopa con carne de caballo. Lo mejor… el postre… una sabrosa sandía a temperatura ambiente. Pagamos, posiblemente de más, y nos dan una clavada por aquello de ser y seguimos nuestra ruta hasta llegar a Shymkent a las cuatro de la tarde con más de 37°… que no será para chillar si no fuera porque vamos equipados, estamos en una gran ciudad y los atascos al sol son monumentales.
Shyimkentc es una de las ciudades más antiguas de todo Kazajistán, en el siglo XII se usó como caravanserai y centro de comercio durante la Ruta de la Seda… la primera rotonda al entrar así lo muestra.
Nos encaminamos directos al hotel hechos una sopica. Afortunadamente el hotel está genial, la habitación es súper grande con dos camas enormes y un cuadro de caballos como el que había en mi casa cuando era pequeña.
Una siesta y como nuevos, listos para visitar la plaza central, el parque y la ciudadela amurallada justo al atardecer para comprobar, un país más, que los papás y mamás llevan a sus hijos a los columpios, los abuelos los enseñan a montar en bici, los jóvenes se quieren en la calle y todo el mundo busca ser un poco más feliz… simplemente ¡vivir!.
Mañana entraremos en Uzbekistán
Nos hemos dado un buen madrugón para vadear el calor. Hemos bajado a desayunar y la recepcionista estaba aún durmiendo en una cama improvisada en la recepción del hotel. No hemos querido molestarla y nos hemos ido directamente a la cocina a prepararnos el desayuno. Un café con leche y un par de tostadas de pan de molde con mantequilla.
Salimos de Merky cuando el pueblo está despertando. Las mujeres montan los puestos de miel y frutos secos, baldean las aceras para aligerar el polvo y los hombres arrancan los tractores para faenar el campo.
Hoy tenemos una etapa pesada. Vamos a rodar por la autovía para evitar las remendadas carreteras secundarias y llegar a nuestro destino a medio día.
El asfalto no está mal, algunos badenes de vez en cuando y un parche mal arreglado pero… los coches circulan a velocidades endemoniadas y nos adelantan en nuestro propio carril sin molestarse en cambiar a su izquierda.
Vamos con muchísima precaución, Manolo va concentrado en la conducción y muy pendiente de esos adelantamientos que casi nos rozan al pasar…
Yo voy un poco en mi mundo. Observando el paisaje tan bestial. A nuestra izquierda tenemos las imponentes montañas de Kirguistán que sirven de frontera natural y a la derecha una descomunal estepa sembrada de trigo y cebada.
Voy pensando que los kazajos se aburrirán de tanta planicie infinita y los imagino montados en sus veloces caballos cruzando tan vasta tierra. Eran y son excelentes jinetes. De hecho, la tribu de los Saks fueron los primeros jinetes en dominar el tiro con arco a galope en el mundo.
El calor empieza a subir de tono y la transparencia de la mañana se va empañando en una calima pegajosa que desdibuja los contornos del horizonte.
En la autovía no hay gasolineras ni zonas de descanso donde tomar un refresco. Me parece que no tienen mucha visión comercial - pienso-. De pronto, después de hora y media, en nada atisbamos un “kafessi” restaurante en donde descansar el estrés circulatorio… pero justo está situado en el carril contrario a nuestra marcha. Sin pensarlo dos veces, cambiamos de sentido y nos plantamos en la puerta donde hay una graciosa caravana de camellos de cartón piedra recordando la ruta de la seda. Nos bebemos una Coca Cola del tirón y pedimos un paquete de galletas de coco con chocolate. Al abrir las galletas el chocolate estaba derretido y nos lo hemos tenido que comer con cucharilla… tal cual.
Partimos a nuestro destino con una buena dosis de azúcar en el cuerpo y bastante reconfortados. Nos sigue abrumando la excesiva velocidad de los conductores kazajos, ¡parecen una exhalación! que diría mi abuela. No vemos señales de tráfico que limiten la velocidad y la policía es tan escasa como las gasolineras. No le quito el ojo al nivel de gasolina por si acaso.
Hora y media después nos detenemos a comer en un chiringuito de carretera que no estaba mal pero la comida… dejaba bastante que desear… El menú escrito en kazajo y el traductor del móvil no estaba ducho en la materia… así que me han puesto un pescado frito muy rasposo y a Manolo una pasta hecha en sopa con carne de caballo. Lo mejor… el postre… una sabrosa sandía a temperatura ambiente. Pagamos, posiblemente de más, y nos dan una clavada por aquello de ser y seguimos nuestra ruta hasta llegar a Shymkent a las cuatro de la tarde con más de 37°… que no será para chillar si no fuera porque vamos equipados, estamos en una gran ciudad y los atascos al sol son monumentales.
Shyimkentc es una de las ciudades más antiguas de todo Kazajistán, en el siglo XII se usó como caravanserai y centro de comercio durante la Ruta de la Seda… la primera rotonda al entrar así lo muestra.
Nos encaminamos directos al hotel hechos una sopica. Afortunadamente el hotel está genial, la habitación es súper grande con dos camas enormes y un cuadro de caballos como el que había en mi casa cuando era pequeña.
Una siesta y como nuevos, listos para visitar la plaza central, el parque y la ciudadela amurallada justo al atardecer para comprobar, un país más, que los papás y mamás llevan a sus hijos a los columpios, los abuelos los enseñan a montar en bici, los jóvenes se quieren en la calle y todo el mundo busca ser un poco más feliz… simplemente ¡vivir!.
Mañana entraremos en Uzbekistán
Limoncello
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uff un día complicado y de aparente poco disfrute aunque las fotos son interesantes, y alguna con la puesta de sol es espectacular. Entre el pescado y la pasta con sopa y carne de caballo, no sé cuál elegiría 
, espero que la gastronomía mejorara a medida que avanzó el viaje.
, espero que la gastronomía mejorara a medida que avanzó el viaje.
D3MIO
Curveando
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uff un día complicado y de aparente poco disfrute aunque las fotos son interesantes, y alguna con la puesta de sol es espectacular. Entre el pescado y la pasta con sopa y carne de caballo, no sé cuál elegiría
Si, fue un día complicado en cuanto a conducción, al final del viaje aún sabemos si era mejor y más seguro circular por carreteras secundarias o por autovías, lo cierto es que te encuentras bastante indefenso con el tipo de conducción de los lugareños. La gastronomía no es que variara mucho, había lugares donde un plato te gustaba y en otro el mismo dejaba mucho que desear. Por lo que era una sorpresa continua. Como descargo deciros que llevábamos provisiones españolas y había días que descansábamos de la comida del lugar.
A mi me vino genial...
Sí, la gastronomía local es una de las cosas que suelen valorar los viajeros: probar las cosas típicas de cada sitio.
No es mi caso...
.
Cierto, a mi me gusta probarlo todo cuando estoy de viaje, tanto la comida callejera de puestos ambulantes como la de carretera o de restaurante.
De echo, en el viaje a Irán, por las noches sacaban a las plazas carritos unos con caracoles y otros con garbanzos cocidos, te los servían en cuencos desechables y unas veces unos, otras veces otros eran mi aperitivo o mi cena....
Buah ,flipante todo! Permítete una pregunta, por curiosidad. Hay un par de fotos en las que se ven dos piedras en el suelo. En una de ellas se ve una cabra grabada, parecen prehistóricas. ¿ Sabes si eran auténticas? ¿ Podrías contarnos algo más sobre ellas? Gracias y magnífico viaje!
D3MIO
Curveando
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Si, autenticas, son petroglifos que se encuentran decenas de ellos dentro del recinto de la Torre de Burana (S. IX) que es la única edificación que aún existe de la ciudad de Balasagun
Coco RT
Allá vamos
Muy interesante el viaje y muy interesante la crónica.
Me sorprende que uses un movil para la navegación, además parece que tiene la pantalla averiada por las rayas que se ven, yo soy adicto al GPS y no se si podría confiar en Google Maps, tendré que intentarlo.
Me sorprende que uses un movil para la navegación, además parece que tiene la pantalla averiada por las rayas que se ven, yo soy adicto al GPS y no se si podría confiar en Google Maps, tendré que intentarlo.
D3MIO
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Si, utilizo un móvil desde hace muchos años, en este caso es un Iphone 12 Pro Max, las rayas que aparecen, seguramente sean las lineas de la ruta a seguir, no lo se exactamente, pero funciona perfectamente.
Utilizo móvil desde 2018 que hice el viaje a Armenia y Georgia, ya que no encontraba cartografía para esos países, para mí desde entonces se me abrió un mundo de colores.
El utilizar móvil y no GPS es la polivalencia que te da, ya que hay cartografías que o bien no son recogidas correctamente o simplemente no existen para GPS.
El móvil, no solo me permite utilizar cartografía de marcas de GPS conocidas con solo utilizar sus APP, si no que además puedes utilizar Google Maps que en esos lugares es el buscador de restaurantes, tiendas, servicios en general que existe y el único que si está presente su cartografía en todos los países.
Por experiencia móvil o tablet, antes que GPS dedicado, sin duda.
Ahora voy a empezar a usar el Chigee, por dos motivos... su características para el Apple Car Play combinado con la ruleta de la moto y que siempre me rayo con el tema de una caída y que el móvil se vaya por un lado y yo pro el otro y no poder hacer una llamada.
Todo esto es basado en mi experiencia personal y no es para sentar catedra. Cada uno es libre de montar en su moto lo que mejor le facilite sus viajes.
D3MIO
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Día 8: Shymkent (Kazajistán) - Taskent (Uzbekistán) 1/2
Hoy también madrugamos porque queremos ver el bazar que está justo en frente de nuestro hotel. A las 8h, después del desayuno, estábamos allí… abriendo las puertas del mercado literalmente. Es el bazar más grande de todo Kazajistán y el más importante de todo Asia Central, lleno calles estrechas donde es muy fácil perderse. Lo que más me ha impresionado es la parte de la carnicería… un espectáculo dantesco de vísceras, cabezas de oveja ahumadas y filetes de caballo por doquier.
Hemos comprado algunas ciruelas, pan y unas empanadillas típicas de la zona que tienen sabor a churros con un poco de crema de patata en el interior. Estaban muy buenas.
Son las 8 de la mañana ya estamos a 30º así que aligeramos el paso, nos volvemos al hotel para equiparnos y poner rumbo a Tashkent sin olvidar que tenemos otra frontera que abordar.
La frontera está a ciento y pico kilómetros, tardaremos un suspiro en llegar. El calor aprieta y ahoga… así que hemos empapado en el lavabo las camisetas y nos las hemos puesto húmedas para aliviar la temperatura.
Llegamos a la frontera de Kazajistán y hay un revoltijo de coches sin orden en la entrada… todos quieren entrar agolpados pero la policía de fronteras kazaja tiene un cuerpo de militares bastante intimidatorio. Guardamos cola como dos niños buenos y nos dicen que pasemos. Nos colocan en primera fila seguramente para entretenerlos. Empiezan a preguntar por la familia, profesión, nos cuenta que uno tiene cuatro esposas y diez hijos… etc. cuando empiezo a resoplar nos dan el ok y nos vamos a probar suerte en la frontera de Uzbekistán.
La policía fronteriza es muy estricta y meticulosa, vamos… que hacen bien su trabajo. Nos han abierto todas las maletas examinándolas con mucho detenimiento… menos mal que no hemos echado el dron, nos pillan fijo porque está prohibido entrarlo en el país. También nos pasan por la Taca el perro que detecta los estupefacientes, un coker negro y juguetón que lo olisquea todo y nada… ¡que alivio!
El calor se hace cada vez más denso y las nubes de tormenta se conforman en el horizonte… nos hacen ir y venir de varias ventanillas que sellan el pasaporte, la documentación de la moto y una tasa de 22€ por entrar la Taca. Lo rellenamos todo, recomponemos las maletas abiertas y salimos zumbando al otro lado de la valla con una gran sonrisa. ¡Lo conseguimos! . Hemos estado dos horas y ya son las 3 de la tarde. Estamos en plena efervescencia del calor y queremos aguaaaaa .
Al cruzar la frontera hay toda suerte de negocios y en un momento, un joven Uzbeko se ofrece a hacernos el seguro de la Taca y vendernos dos tarjetas para móviles. Aceptamos la oferta encantados porque las neuronas no daban para más. En 15 minutos salimos con todo puesto a un buen precio. Olé!
Ponemos rumbo al hotel en Tashkent, la capital de Uzbekistán.
Lo primero que llama la atención de Tashkent son sus dimensiones, todo es a lo grande: sus avenidas son largas y anchas, sus edificios son “mamotretos”, sus mercados enormes, sus mezquitas descomunales, sus plazas son extensísimas y por supuesto las distancias. Hemos recorrido una avenida de 16 kms para llegar al hotel con reminiscencias palaciegas y orientales.
Nos hemos echado una siesta reparadora de dos horas y ya estamos listos para la acción.
Ponemos rumbo a la Madrassa Kulkedash que originariamente fue construida como una escuela islámica hasta convertirse en un caravanserai doscientos años después, una fortaleza y en donde tenían lugar ejecuciones en público, la madrassa Kulkedash es uno de los edificios más históricos de Tashkent junto al Bazar.
Que está al lado pero no hemos entrado porque era tarde y estaban desmontando los puestos.
El sol se estaba poniendo y dejaba unos matices dorados en las teselas multicolores de la fachada que era una maravilla.
Para finalizar la noche nos hemos acercado a Ciudad Mágica. Es un parque de atracciones que imita a Disneyland y está muy concurrido de familias y parejas jóvenes que buscan un alivio contra el calor en los numerosos pulverizadores de agua que hay en el entorno.
Después de ese paseico, que nos ha sabido a gloria, volvemos al hotel felices porque… hay indicios en cada rincón de que estamos en el camino de la ruta de la seda. Dos mil año nos contempla.
Buenas noches y a descansar
Hoy también madrugamos porque queremos ver el bazar que está justo en frente de nuestro hotel. A las 8h, después del desayuno, estábamos allí… abriendo las puertas del mercado literalmente. Es el bazar más grande de todo Kazajistán y el más importante de todo Asia Central, lleno calles estrechas donde es muy fácil perderse. Lo que más me ha impresionado es la parte de la carnicería… un espectáculo dantesco de vísceras, cabezas de oveja ahumadas y filetes de caballo por doquier.
Hemos comprado algunas ciruelas, pan y unas empanadillas típicas de la zona que tienen sabor a churros con un poco de crema de patata en el interior. Estaban muy buenas.
Son las 8 de la mañana ya estamos a 30º así que aligeramos el paso, nos volvemos al hotel para equiparnos y poner rumbo a Tashkent sin olvidar que tenemos otra frontera que abordar.
La frontera está a ciento y pico kilómetros, tardaremos un suspiro en llegar. El calor aprieta y ahoga… así que hemos empapado en el lavabo las camisetas y nos las hemos puesto húmedas para aliviar la temperatura.
Llegamos a la frontera de Kazajistán y hay un revoltijo de coches sin orden en la entrada… todos quieren entrar agolpados pero la policía de fronteras kazaja tiene un cuerpo de militares bastante intimidatorio. Guardamos cola como dos niños buenos y nos dicen que pasemos. Nos colocan en primera fila seguramente para entretenerlos. Empiezan a preguntar por la familia, profesión, nos cuenta que uno tiene cuatro esposas y diez hijos… etc. cuando empiezo a resoplar nos dan el ok y nos vamos a probar suerte en la frontera de Uzbekistán.
La policía fronteriza es muy estricta y meticulosa, vamos… que hacen bien su trabajo. Nos han abierto todas las maletas examinándolas con mucho detenimiento… menos mal que no hemos echado el dron, nos pillan fijo porque está prohibido entrarlo en el país. También nos pasan por la Taca el perro que detecta los estupefacientes, un coker negro y juguetón que lo olisquea todo y nada… ¡que alivio!
El calor se hace cada vez más denso y las nubes de tormenta se conforman en el horizonte… nos hacen ir y venir de varias ventanillas que sellan el pasaporte, la documentación de la moto y una tasa de 22€ por entrar la Taca. Lo rellenamos todo, recomponemos las maletas abiertas y salimos zumbando al otro lado de la valla con una gran sonrisa. ¡Lo conseguimos! . Hemos estado dos horas y ya son las 3 de la tarde. Estamos en plena efervescencia del calor y queremos aguaaaaa .
Al cruzar la frontera hay toda suerte de negocios y en un momento, un joven Uzbeko se ofrece a hacernos el seguro de la Taca y vendernos dos tarjetas para móviles. Aceptamos la oferta encantados porque las neuronas no daban para más. En 15 minutos salimos con todo puesto a un buen precio. Olé!
Ponemos rumbo al hotel en Tashkent, la capital de Uzbekistán.
Lo primero que llama la atención de Tashkent son sus dimensiones, todo es a lo grande: sus avenidas son largas y anchas, sus edificios son “mamotretos”, sus mercados enormes, sus mezquitas descomunales, sus plazas son extensísimas y por supuesto las distancias. Hemos recorrido una avenida de 16 kms para llegar al hotel con reminiscencias palaciegas y orientales.
Nos hemos echado una siesta reparadora de dos horas y ya estamos listos para la acción.
Ponemos rumbo a la Madrassa Kulkedash que originariamente fue construida como una escuela islámica hasta convertirse en un caravanserai doscientos años después, una fortaleza y en donde tenían lugar ejecuciones en público, la madrassa Kulkedash es uno de los edificios más históricos de Tashkent junto al Bazar.
Que está al lado pero no hemos entrado porque era tarde y estaban desmontando los puestos.
El sol se estaba poniendo y dejaba unos matices dorados en las teselas multicolores de la fachada que era una maravilla.
Para finalizar la noche nos hemos acercado a Ciudad Mágica. Es un parque de atracciones que imita a Disneyland y está muy concurrido de familias y parejas jóvenes que buscan un alivio contra el calor en los numerosos pulverizadores de agua que hay en el entorno.
Después de ese paseico, que nos ha sabido a gloria, volvemos al hotel felices porque… hay indicios en cada rincón de que estamos en el camino de la ruta de la seda. Dos mil año nos contempla.
Buenas noches y a descansar
D3MIO
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Maravilloso relato y fotos. Lo leo y releo embobado, como en su día hice con el Xino Xano de Lapizlatzuli, y con la crónica de Carolus, ya que es un viaje que algún día espero realizar.
Muchas gracias por compartirlo, espero como muchos las siguientes entregas.
Un saludo.
Enviado desde mi WP30 Pro mediante Tapatalk
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D3MIO
Curveando
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Día 9: Tashkent (Uzbekistán) 1/2
Hoy hemos disfrutado de un día espectacular visitando Tashkent, la ciudad más grande de Asia central.
Nos llama la atención como conviven edificios comunistas de la época soviética con antiguas mezquitas, madrazas y bazares en perfecta armonía.
Hemos empezado la ruta en el Bazar Chorsu, un lugar ideal para descubrir los diferentes productos del país. Es enooooorme, ya que no solo se ocupa el recinto cubierto, sino todas las calles aledañas. Hay desde verduras, frutas y quesos hasta piezas de carne y vísceras colgadas de ganchos y ¡SORPRESA! Hemos encontrado los “culos” de las ovejas arashan… puro sebo.
El olor de esta parte del bazar es sólo apto para quienes van con estómago vacío. Hoy hemos rondado los 40ºC y sin neveras dónde conservar la carne, podéis imaginar el olorcillo.
Un poco más arriba del bazar se encuentra el tesoro de Tashkent, el Complejo de Hazrati Imam. Un centro religioso de indiscutible belleza compuesto por dos mezquitas, un mausoleo y una Madraza de cúpulas turquesas y amplios patios dispuestos para la oración y la formación, algunos se han reconvertido en tiendecillas de pequeños artesanos en los que he comprado varios imanes para el frigorífico… los colecciono .
Nos ha impactado una mega construcción que se está levantando junto a Hazrati… un ostentoso Centro para las Civilizaciones Islámicas que pretende ser el centro mundial de la cultura Islámica y un referente turístico global.
Seguimos nuestro recorrido hasta la mezquita “Menor” también llamada de nieve. Su cúpula azul turquesa resalta contra el blanco nacarado de sus muros. Nos dirigimos al cementerio de Boykin para visitar la iglesia de Alexander Nevski y de paso, quedarnos sobrecogidos con la celebración de un entierro en el que la familia paseaba al difunto con el féretro abierto hasta dejarlo junto a la tumba… y nosotros subidos en la Taca esperando que pasara el cortejo fúnebre, no podíamos regresar.
Al atardecer, hemos paseado el centro de Tashkent que gira alrededor de la animada plaza de la Independencia, salpicada de puestos callejeros, músicos, gente jugando al tenis de mesa… hasta llegar al Memorial de la Segunda Guerra Mundial construido para honrar la memoria de los 400.000 soldados uzbekos muertos durante esa maldición de guerra… como todas las guerras. Hay una estatua tristísima de una madre llorando por los soldados caídos junto a una llama eterna.
Y seguimos caminando hasta la plaza Amir Temur en la que destaca la súper estatua del que fuera antiguo comandante y fundador del imperio Turquestán. Alrededor de la plaza encontramos los más lujosos edificios de la ciudad, como la Universidad de derecho, el Palacio de Foros con el hotel Uzbekistán como telón de fondo. El hotel más emblemático de la ciudad debido a su arquitectura soviética y su peculiar diseño.
El atardecer suaviza los contornos agitados de una gran ciudad y le da una pátina de oro viejo a lis parques dormidos y a los edificios que empiezan a apagarse.
Cogemos el Metro para regresar con la Taca varada junto a un Ministerio. Cada estación está exquisitamente decorada con mosaicos tornasolados, grandes candelabros de oro y filigranas suaves que te sumergen en un sueño… y cae la hora de soñar durmiendo para que llegue el nuevo día.
Hoy hemos disfrutado de un día espectacular visitando Tashkent, la ciudad más grande de Asia central.
Nos llama la atención como conviven edificios comunistas de la época soviética con antiguas mezquitas, madrazas y bazares en perfecta armonía.
Hemos empezado la ruta en el Bazar Chorsu, un lugar ideal para descubrir los diferentes productos del país. Es enooooorme, ya que no solo se ocupa el recinto cubierto, sino todas las calles aledañas. Hay desde verduras, frutas y quesos hasta piezas de carne y vísceras colgadas de ganchos y ¡SORPRESA! Hemos encontrado los “culos” de las ovejas arashan… puro sebo.
El olor de esta parte del bazar es sólo apto para quienes van con estómago vacío. Hoy hemos rondado los 40ºC y sin neveras dónde conservar la carne, podéis imaginar el olorcillo.
Un poco más arriba del bazar se encuentra el tesoro de Tashkent, el Complejo de Hazrati Imam. Un centro religioso de indiscutible belleza compuesto por dos mezquitas, un mausoleo y una Madraza de cúpulas turquesas y amplios patios dispuestos para la oración y la formación, algunos se han reconvertido en tiendecillas de pequeños artesanos en los que he comprado varios imanes para el frigorífico… los colecciono .
Nos ha impactado una mega construcción que se está levantando junto a Hazrati… un ostentoso Centro para las Civilizaciones Islámicas que pretende ser el centro mundial de la cultura Islámica y un referente turístico global.
Seguimos nuestro recorrido hasta la mezquita “Menor” también llamada de nieve. Su cúpula azul turquesa resalta contra el blanco nacarado de sus muros. Nos dirigimos al cementerio de Boykin para visitar la iglesia de Alexander Nevski y de paso, quedarnos sobrecogidos con la celebración de un entierro en el que la familia paseaba al difunto con el féretro abierto hasta dejarlo junto a la tumba… y nosotros subidos en la Taca esperando que pasara el cortejo fúnebre, no podíamos regresar.
Al atardecer, hemos paseado el centro de Tashkent que gira alrededor de la animada plaza de la Independencia, salpicada de puestos callejeros, músicos, gente jugando al tenis de mesa… hasta llegar al Memorial de la Segunda Guerra Mundial construido para honrar la memoria de los 400.000 soldados uzbekos muertos durante esa maldición de guerra… como todas las guerras. Hay una estatua tristísima de una madre llorando por los soldados caídos junto a una llama eterna.
Y seguimos caminando hasta la plaza Amir Temur en la que destaca la súper estatua del que fuera antiguo comandante y fundador del imperio Turquestán. Alrededor de la plaza encontramos los más lujosos edificios de la ciudad, como la Universidad de derecho, el Palacio de Foros con el hotel Uzbekistán como telón de fondo. El hotel más emblemático de la ciudad debido a su arquitectura soviética y su peculiar diseño.
El atardecer suaviza los contornos agitados de una gran ciudad y le da una pátina de oro viejo a lis parques dormidos y a los edificios que empiezan a apagarse.
Cogemos el Metro para regresar con la Taca varada junto a un Ministerio. Cada estación está exquisitamente decorada con mosaicos tornasolados, grandes candelabros de oro y filigranas suaves que te sumergen en un sueño… y cae la hora de soñar durmiendo para que llegue el nuevo día.
D3MIO
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Día 10: Tashkent - Samarcanda
Si lo sueñas con intensidad… al final se hace realidad.
Menudo día de tránsito y calor, a pesar de haber madrugado, a las ocho de la mañana la temperatura alcanzaba los 31°.
Partimos del hotel buscando las vías de servicio paralelas a la avenida principal que desemboca en un desierto de obras interminables y polvorientas. Estas vías están arboladas y hacen bajar la temperatura por lo menos 6°.
Dejamos atrás Tashkent y emprendemos los casi 300 kms que nos separan de Samarcanda.
La carretera es una especie de autovía sin sentido, con semáforos y cambios de dirección cuando menos lo esperas. Los coches se empujan en un revuelo de pitidos y frenazos chirriantes que te encogen el corazón…
Vamos devorando kilómetros bajo un sol de justicia que cae como un plomo sobre nuestros cascos. Cada hora hacemos una parada para hidratar el cuerpo y la mente pero también para intercambiar algunas sonrisas con los uzbekos que se acercan a saludar. Son más cercanos que los kazajos, no tienen reparo para hablar con nosotros. La autovía se eleva en unas cuestas infinitas que va dejando cadáveres de autos cansado en los arcenes solitarios de sombra. Un cartel señalizador nos indica que a 24 kms se cumple un sueño y vamos ligeros de peajes a por él… a pocos kilómetros de la ciudad nos detenemos para inmortalizar ese momento junto a un grupo de uzbekas que insistieron en estar a nuestro lado. “Bienvenidos” nos dice la más joven y nos envuelven con sus risas francas agitando sus manecillas de nieve para despedirse.
Por fin llegamos a Samarcanda, la ciudad de las mil y una noches, la perla de Oriente y un punto clave en nuestra Ruta de la Seda.
A las 19:30h nos hemos plantado en la plaza del Registán y como un sueño… he sentido la emoción de las conquistas personales…. Estar ahí, frente a ese telar de azulejos esculpiendo cada una de las tres madrazas, ha rasado mis ojos en furtivas lágrimas derramadas hacus dentro… por todo el esfuerzo y el mimo que hemos puesto para traer la Taca aquí… a una ciudad de cuento y magia oriental donde los recién casados juran Amor eterno…
Partimos del hotel buscando las vías de servicio paralelas a la avenida principal que desemboca en un desierto de obras interminables y polvorientas. Estas vías están arboladas y hacen bajar la temperatura por lo menos 6°.
Dejamos atrás Tashkent y emprendemos los casi 300 kms que nos separan de Samarcanda.
La carretera es una especie de autovía sin sentido, con semáforos y cambios de dirección cuando menos lo esperas. Los coches se empujan en un revuelo de pitidos y frenazos chirriantes que te encogen el corazón…
Vamos devorando kilómetros bajo un sol de justicia que cae como un plomo sobre nuestros cascos. Cada hora hacemos una parada para hidratar el cuerpo y la mente pero también para intercambiar algunas sonrisas con los uzbekos que se acercan a saludar. Son más cercanos que los kazajos, no tienen reparo para hablar con nosotros. La autovía se eleva en unas cuestas infinitas que va dejando cadáveres de autos cansado en los arcenes solitarios de sombra. Un cartel señalizador nos indica que a 24 kms se cumple un sueño y vamos ligeros de peajes a por él… a pocos kilómetros de la ciudad nos detenemos para inmortalizar ese momento junto a un grupo de uzbekas que insistieron en estar a nuestro lado. “Bienvenidos” nos dice la más joven y nos envuelven con sus risas francas agitando sus manecillas de nieve para despedirse.
Por fin llegamos a Samarcanda, la ciudad de las mil y una noches, la perla de Oriente y un punto clave en nuestra Ruta de la Seda.
A las 19:30h nos hemos plantado en la plaza del Registán y como un sueño… he sentido la emoción de las conquistas personales…. Estar ahí, frente a ese telar de azulejos esculpiendo cada una de las tres madrazas, ha rasado mis ojos en furtivas lágrimas derramadas hacus dentro… por todo el esfuerzo y el mimo que hemos puesto para traer la Taca aquí… a una ciudad de cuento y magia oriental donde los recién casados juran Amor eterno…
Si lo sueñas con intensidad… al final se hace realidad.
Limoncello
Acelerando
Enhorabuena. Nos habéis transmitido muy bien la emoción del momento en Samarcanda. Además las fotos hablan solas..
D3MIO
Curveando
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Si, es muy emocionante encontrarte allí después de tantos intentos y que por un motivo u otro, todos ajenos a nosotros nos impedía hacerlo.
Llegar a la escalinata de la plaza, junto a tanta gente admirando la plaza, sumergirnos en la visión de un conjunto arquitectónico tan hermoso. Con tantos años y pensar que éramos unos viajeros mas, de los miles que han pasado y se han maravillado al igual que nosotros durante el paso de los siglos y diferentes civilizaciones... es muy emocionante!
adosruedas
Acelerando
D3MIO
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Día 11: Samarcanda 1/2
Samarcanda representa el corazón de la Ruta de la Seda y una de las ciudades con más historia del mundo. Por ella han pasado personajes como Alejandro Magno, Marco Polo y Gengis Khan. Ha sido conquistada por múltiples imperios como el Persa, el Árabe, el Turco y el Ruso.
Ubicada en el valle de Zarafshan, pasear por el centro Samarcanda es sumergirse en un mundo mítico de leyendas que solo existen en los libros antiguos. Samarcanda fue una majestuosa urbe de sultanes, poetas y astrónomos, de caravasares, palacios, bazares y talleres de artesanos,
A pesar de ser una ciudad que se ha modernizado, lo verdaderamente fascinante de Samarcanda no es su presente sino su pasado cargado de leyendas, sentir que estás en uno de los lugares más increíbles que han existido en la historia, tratar de conectar con su memoria y transportarte unos siglos atrás hasta entender su más pura esencia. Cierro los ojos y escucho el bullicio de los mercaderes agitados, el ronquido exhausto de los camellos cargados varados en el desierto… puedo sentir ese sol abrasar a plomo los pensamientos mientras la escasa brisa esparce aromas de especias y esencias de cardamomo en el ambiente.
Hoy hemos invertido nuestro tiempo y deseo en “El Registán”. Un complejo de majestuosas madrazas cinceladas con azulejos y mosaicos turquesas que je roban protagonismo al mismo cielo. Es uno de los lugares más increíbles de Asia Central. El Registán, traducido como “Palacio de Arena” en Tajik. Está Plaza ahora diáfana para el turismo, fue un magnífico bazar de intercambio de productos de todos los países.
Se compone de tres madrazas que han sobrevivido a través de los siglos y se alzan desafiantes en medio de un vasto espacio: la Madraza Ulugbek, la Madraza Sher Dzor (León) y como su nombre indica, está decorada por dos tigres que pretendían ser leones. Como sabéis, representar animales y personas está prohibido en el arte islámico, por lo que estas madrazas son un reflejo único de la libertad que dieron los emires responsables de su construcción a los arquitectos de la época. Y la tercera Madraza es la de Tilla-Kari (Cubierta de Oro).
Continuamos nuestra visita paseando por los tupidos parques de Samarcanda, donde los hombres se sientan a conversan bajo el frescor que les proporciona los frondosos bosques. Y llegamos al Mausoleo Guri-Amir caminando. Me sorprende gratamente la limpieza y lo bien cuidado que están los jardines con un riego automático que mantiene los jardines bellísimos. El mausoleo de Guri-Amir me parece muy delicado, fue mandado a construir por Tamerlán y es el lugar en el que descansan sus restos, junto a sus dos hijo y dos nietos. Tamerlán esperaba ser enterrado en Shakhrisabz y construyó este mausoleo para su nieto.
Sin embargo, Tamerlán murió inesperadamente de una neumonía mientras preparaba su campaña contra los chinos, las carreteras a Shakhrisabz estaban bloqueadas por la nieve y tuvo que ser enterrado aquí.
Cuenta la leyenda que el antropólogo soviético Mikhail Gerasimov abrió las criptas en 1941 y encontró una inscripción en la tumba de Tamerlán que decía: “quien abra esta tumba será derrotado por un enemigo más temido que yo”. Al día siguiente, el 22 de Junio de 1941, Hitler atacó la Unión Soviética. Cuento o verdad así ocurrió…
El calor aprieta y decidimos regresar al hotel para darnos un respiro… mañana seguiremos descubriendo cada rincón de esta legendaria ciudad… uno de mis sueños hechos realidad.
Samarcanda representa el corazón de la Ruta de la Seda y una de las ciudades con más historia del mundo. Por ella han pasado personajes como Alejandro Magno, Marco Polo y Gengis Khan. Ha sido conquistada por múltiples imperios como el Persa, el Árabe, el Turco y el Ruso.
Ubicada en el valle de Zarafshan, pasear por el centro Samarcanda es sumergirse en un mundo mítico de leyendas que solo existen en los libros antiguos. Samarcanda fue una majestuosa urbe de sultanes, poetas y astrónomos, de caravasares, palacios, bazares y talleres de artesanos,
A pesar de ser una ciudad que se ha modernizado, lo verdaderamente fascinante de Samarcanda no es su presente sino su pasado cargado de leyendas, sentir que estás en uno de los lugares más increíbles que han existido en la historia, tratar de conectar con su memoria y transportarte unos siglos atrás hasta entender su más pura esencia. Cierro los ojos y escucho el bullicio de los mercaderes agitados, el ronquido exhausto de los camellos cargados varados en el desierto… puedo sentir ese sol abrasar a plomo los pensamientos mientras la escasa brisa esparce aromas de especias y esencias de cardamomo en el ambiente.
Hoy hemos invertido nuestro tiempo y deseo en “El Registán”. Un complejo de majestuosas madrazas cinceladas con azulejos y mosaicos turquesas que je roban protagonismo al mismo cielo. Es uno de los lugares más increíbles de Asia Central. El Registán, traducido como “Palacio de Arena” en Tajik. Está Plaza ahora diáfana para el turismo, fue un magnífico bazar de intercambio de productos de todos los países.
Se compone de tres madrazas que han sobrevivido a través de los siglos y se alzan desafiantes en medio de un vasto espacio: la Madraza Ulugbek, la Madraza Sher Dzor (León) y como su nombre indica, está decorada por dos tigres que pretendían ser leones. Como sabéis, representar animales y personas está prohibido en el arte islámico, por lo que estas madrazas son un reflejo único de la libertad que dieron los emires responsables de su construcción a los arquitectos de la época. Y la tercera Madraza es la de Tilla-Kari (Cubierta de Oro).
Continuamos nuestra visita paseando por los tupidos parques de Samarcanda, donde los hombres se sientan a conversan bajo el frescor que les proporciona los frondosos bosques. Y llegamos al Mausoleo Guri-Amir caminando. Me sorprende gratamente la limpieza y lo bien cuidado que están los jardines con un riego automático que mantiene los jardines bellísimos. El mausoleo de Guri-Amir me parece muy delicado, fue mandado a construir por Tamerlán y es el lugar en el que descansan sus restos, junto a sus dos hijo y dos nietos. Tamerlán esperaba ser enterrado en Shakhrisabz y construyó este mausoleo para su nieto.
Sin embargo, Tamerlán murió inesperadamente de una neumonía mientras preparaba su campaña contra los chinos, las carreteras a Shakhrisabz estaban bloqueadas por la nieve y tuvo que ser enterrado aquí.
Cuenta la leyenda que el antropólogo soviético Mikhail Gerasimov abrió las criptas en 1941 y encontró una inscripción en la tumba de Tamerlán que decía: “quien abra esta tumba será derrotado por un enemigo más temido que yo”. Al día siguiente, el 22 de Junio de 1941, Hitler atacó la Unión Soviética. Cuento o verdad así ocurrió…
El calor aprieta y decidimos regresar al hotel para darnos un respiro… mañana seguiremos descubriendo cada rincón de esta legendaria ciudad… uno de mis sueños hechos realidad.
D3MIO
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D3MIO
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Día 12: Samarcanda 1/2
Saborear despacito el legado de esta fascinante ciudad es el objetivo de hoy… sin prisas, al ritmo que marcan nuestros sueños.
Nos acercamos a la Fábrica de papel antiguo “Meros”, situada en una zona con canales de agua utilizados para mover los molinos que pican la pasta de papel. Durante el recorrido, un artesano nos ha explicado con esmero el proceso para fabricar el papel utilizando el cáñamo. Nos tomamos un té verde intenso y nos dirigimos al desconocido Mausoleo Aksaray casi invisible para los turistas a pesar de tener una decoración interior espectacular. Salimos del recinto sorprendidos por la belleza de su artesonado…
Toca visitar el Observatorio de Ulugh Beg, que conserva una pequeña madraza muy coqueta donde impartía clases a sus estudiantes y las ruinas subterráneas del antiguo sextante Fajri. Este gran científico calculó la duración del año estelar de 365 días, 6 horas, 10 minutos y 8 segundos.
Nuestra siguiente visita es al peculiar Mausoleo del Profeta Daniel, uno de los 4 grandes profetas judíos, venerado también por cristianos y musulmanes. El recinto acoge un sarcófago de 18 metros de largo, porque según cuenta el fervor popular, cada año crece un poquito… y en su patio trasero se mantiene vivo un árbol de pistachos con más de 700 años al que las mujeres se acercan para pedir solución a sus problemas, casi todos relacionados con la salud.
Dejamos para el final otra gran joya de la ciudad… La necrópolis de Shah-i-Zinda, uno de los cementerios más bonitos del mundo acotado en una estrecha calle que alberga once mausoleos islámicos de increíble belleza en los que destaca el azul de las baldosas procedente del lapislázuli, la piedra turquesa o el cobalto, los mosaicos de azulejos con láminas de oro y las maderas talladas. Una algarabía de colores y texturas que te atrapan… no podemos dejar de fotografiar cada rincón de este espacio bellísimo y espiritual…
Cae la tarde y el calor remite para dar paso a una brisa fresca que anima a los novios a posar en el Registán y a los vencejos a sobrevolar piruetas mortales en un cielo que se va encendiendo de minúsculas estrellas y una luna llena enorme que va serenando el perfil agitado de la ciudad…
I Love Samarcanda
Saborear despacito el legado de esta fascinante ciudad es el objetivo de hoy… sin prisas, al ritmo que marcan nuestros sueños.
Nos acercamos a la Fábrica de papel antiguo “Meros”, situada en una zona con canales de agua utilizados para mover los molinos que pican la pasta de papel. Durante el recorrido, un artesano nos ha explicado con esmero el proceso para fabricar el papel utilizando el cáñamo. Nos tomamos un té verde intenso y nos dirigimos al desconocido Mausoleo Aksaray casi invisible para los turistas a pesar de tener una decoración interior espectacular. Salimos del recinto sorprendidos por la belleza de su artesonado…
Toca visitar el Observatorio de Ulugh Beg, que conserva una pequeña madraza muy coqueta donde impartía clases a sus estudiantes y las ruinas subterráneas del antiguo sextante Fajri. Este gran científico calculó la duración del año estelar de 365 días, 6 horas, 10 minutos y 8 segundos.
Nuestra siguiente visita es al peculiar Mausoleo del Profeta Daniel, uno de los 4 grandes profetas judíos, venerado también por cristianos y musulmanes. El recinto acoge un sarcófago de 18 metros de largo, porque según cuenta el fervor popular, cada año crece un poquito… y en su patio trasero se mantiene vivo un árbol de pistachos con más de 700 años al que las mujeres se acercan para pedir solución a sus problemas, casi todos relacionados con la salud.
Dejamos para el final otra gran joya de la ciudad… La necrópolis de Shah-i-Zinda, uno de los cementerios más bonitos del mundo acotado en una estrecha calle que alberga once mausoleos islámicos de increíble belleza en los que destaca el azul de las baldosas procedente del lapislázuli, la piedra turquesa o el cobalto, los mosaicos de azulejos con láminas de oro y las maderas talladas. Una algarabía de colores y texturas que te atrapan… no podemos dejar de fotografiar cada rincón de este espacio bellísimo y espiritual…
Cae la tarde y el calor remite para dar paso a una brisa fresca que anima a los novios a posar en el Registán y a los vencejos a sobrevolar piruetas mortales en un cielo que se va encendiendo de minúsculas estrellas y una luna llena enorme que va serenando el perfil agitado de la ciudad…
I Love Samarcanda
JC_González
En rodaje
Todos los días nada más encender el ordenador, lo primero es mirar vuestra crónica. Madre mía, ¡que espectáculo!. Muchas gracias por compartir un viaje tan maravilloso.
Un saludo,
Un saludo,
Leer vuestra crònica me ha transportado al Registan,al mal rollito que tuvimos con la policìa por un evento que estaban montando y nos echaban en menos de una hora,a las odiosas vallas de metal,al prohibido pasar por aqui,en fin creo que estuvimos en un muy mal momento.
Pero me sigue emocionando la entrada en Ulug bek,su contenido,la historia que allì hay almacenada,ese sentimiento de emociòn cuando te contemplan desde Tamerlàn a Marco Polo,creo que es en el ùnico lugar donde es posible esa magia.
Pero me sigue emocionando la entrada en Ulug bek,su contenido,la historia que allì hay almacenada,ese sentimiento de emociòn cuando te contemplan desde Tamerlàn a Marco Polo,creo que es en el ùnico lugar donde es posible esa magia.
D3MIO
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Día 13: Samarcanda 1/2
Amanece una mañana espléndida para disfrutar nuestro último día en Samarcanda.
Con una historia apasionante y antiquísima a su espalda, “Marakanda”, existía antes de la Ruta de la Seda. Por ella pasaron numerosos imperios pero tan solo hubo un ejército que destrozó gran parte de su patrimonio, el ejército del imperio mongol de Gengis Khan.
Desayunamos con energía y nos vamos directos al imponente complejo de Bibi-Khanym, construido para festejar el éxito de Amir Timur en su campaña militar en la India. Atravesamos, impresionados, el arco de entrada de 35 metros que da paso a un patio central… un puro remanso de paz rodeado de árboles que ofrecen una sombra ideal para sentarnos y disfrutar de las vistas durante un ratico.
Y cuenta la leyenda que Amir Timur lo mandó construir con los mejores artesanos de Asia Central y el arquitecto se enamoró perdidamente de Bibi Khanym (la esposa favorita de Timur)… le dedicó el complejo y, además, le exigió un beso para finalizarlo antes que Timur regresara. Timur lo descubrió y arrojó al enamorado arquitecto desde una de las torres sin más contemplaciones…
Descendemos por la calle que nos lleva a la reconstruida mezquita “Hazrat-Hizr”. La original fue destruida por el temible Gengis Khan.
Es una mezquita pequeña, muy popular entre los locales que celebran la oración en familia y tiene un patio de columnas y techos de madera policromados espectaculares. En la parte posterior se ubica una sencilla terraza desde la que se observar un horizonte magnífico de la ciudad.
�A unos pocos metros se encuentra el bazar de Siyob, mucho más ordenado que otros visitados, repleto de coloridos puestos con algunos de los productos uzbekos más típicos: frutos secos, fruta deshidratada, pan, especias, verduras y dulces… Mientras fotografiaba algunos productos nos topamos con un amable vendedor de especias que me explicó, en un segundo, el uso culinario de cada una de ellas…compramos varias bolsitas para probarlas… tienen un olor tan intenso que te hacen adivinar el sabor del condimento.
Nos volvemos paseando despacito, sin prisa para absorber cada imagen hasta llegar al Registán y ver el espectáculo nocturno. El aire es fresco y la gente se va concentrando como atraídas por un imán… los jóvenes quieren conversar con nosotros para practicar su exquisito inglés… se acercan con tanto entusiasmo y cortesía que no puedes dejar de sonreírles… Son las nueve, se oye un aviso y empieza la magia… solo se escucha un “¡Ohhhhhhhhh! de la gente emocionada y el resto es disfrutar…
Regresamos al hotel mirando hacia atrás una vez más para recoger ese último instante de lo sentido… de esa Samarcanda que se ocultaba en nuestros sueños y se ha hecho realidad. La noche cae como un ovillo de seda negra envolviendo en su madeja los instantes vividos… mañana nos vamos a Bujara… otro punto esencial por descubrir en la gran Ruta de la Seda.
I LOVE Samarcanda
Amanece una mañana espléndida para disfrutar nuestro último día en Samarcanda.
Con una historia apasionante y antiquísima a su espalda, “Marakanda”, existía antes de la Ruta de la Seda. Por ella pasaron numerosos imperios pero tan solo hubo un ejército que destrozó gran parte de su patrimonio, el ejército del imperio mongol de Gengis Khan.
Desayunamos con energía y nos vamos directos al imponente complejo de Bibi-Khanym, construido para festejar el éxito de Amir Timur en su campaña militar en la India. Atravesamos, impresionados, el arco de entrada de 35 metros que da paso a un patio central… un puro remanso de paz rodeado de árboles que ofrecen una sombra ideal para sentarnos y disfrutar de las vistas durante un ratico.
Y cuenta la leyenda que Amir Timur lo mandó construir con los mejores artesanos de Asia Central y el arquitecto se enamoró perdidamente de Bibi Khanym (la esposa favorita de Timur)… le dedicó el complejo y, además, le exigió un beso para finalizarlo antes que Timur regresara. Timur lo descubrió y arrojó al enamorado arquitecto desde una de las torres sin más contemplaciones…
Descendemos por la calle que nos lleva a la reconstruida mezquita “Hazrat-Hizr”. La original fue destruida por el temible Gengis Khan.
Es una mezquita pequeña, muy popular entre los locales que celebran la oración en familia y tiene un patio de columnas y techos de madera policromados espectaculares. En la parte posterior se ubica una sencilla terraza desde la que se observar un horizonte magnífico de la ciudad.
�A unos pocos metros se encuentra el bazar de Siyob, mucho más ordenado que otros visitados, repleto de coloridos puestos con algunos de los productos uzbekos más típicos: frutos secos, fruta deshidratada, pan, especias, verduras y dulces… Mientras fotografiaba algunos productos nos topamos con un amable vendedor de especias que me explicó, en un segundo, el uso culinario de cada una de ellas…compramos varias bolsitas para probarlas… tienen un olor tan intenso que te hacen adivinar el sabor del condimento.
Nos volvemos paseando despacito, sin prisa para absorber cada imagen hasta llegar al Registán y ver el espectáculo nocturno. El aire es fresco y la gente se va concentrando como atraídas por un imán… los jóvenes quieren conversar con nosotros para practicar su exquisito inglés… se acercan con tanto entusiasmo y cortesía que no puedes dejar de sonreírles… Son las nueve, se oye un aviso y empieza la magia… solo se escucha un “¡Ohhhhhhhhh! de la gente emocionada y el resto es disfrutar…
Regresamos al hotel mirando hacia atrás una vez más para recoger ese último instante de lo sentido… de esa Samarcanda que se ocultaba en nuestros sueños y se ha hecho realidad. La noche cae como un ovillo de seda negra envolviendo en su madeja los instantes vividos… mañana nos vamos a Bujara… otro punto esencial por descubrir en la gran Ruta de la Seda.
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Día 14: Samarcanda - Bujará (Bukhara) 1/2
Nos ponemos en ruta bien temprano para esquivar el calor… en el trayecto, fácilmente, hemos alcanzado los 40°. Tenemos en el horizonte otra ciudad clave en los intercambios comerciales de la legendaria Ruta de la Seda: Bujará.
La carretera es una línea recta ligeramente arqueada de poco más de 270 Kms que se divide en cuatro carriles de ida y vuelta. Hay tramos regulares y malos. Parte de la vía está reasfaltándose, parte muy bacheada y otra parte presenta unas marcadas “roderas” en el asfalto que bien parecen las vías del tren… Suerte que la Taca se comporta genial en todos los terrenos, nos trasmite mucha seguridad… y por supuesto el piloto es una máquina. Hemos hecho tres paradas de 15 minutos para hidratarnos con un rico zumo de granada y estirar las piernas y la espalda porque el traqueteo es continuo. En cuatro horas estamos entrando en Bujará…
En tiempos pasados, las valientes caravanas de la Ruta de la Seda pernoctaban en esta ciudad cuyo centro histórico ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Descansamos un ratico y, al atardecer, ya estamos recorriendo sus calles, en esa hora mágica en la que luz impregna con una suave pátina dorada cada rincón de la ciudad…
Me encanta ver a la chiquillería jugar y correr en las calles, con sus bicis, sus pelotas, sus juegos de siempre… me produce cierta nostalgia… juegan tan libres como cuando éramos niños…
Bujará se presenta como una gran sorpresa, conserva casi intacto su casco histórico con una deslumbrante variedad de mezquitas, madrazas, bazares, parques y mausoleos que nos abren una fascinante ventana al pasado.
Toda su riqueza patrimonial está concentrada en la misma zona, lo que hace que este primer encuentro sea una explosión de sensaciones… Justo en frente de nuestro alojamiento está la antigua fortaleza Ark, uno de los símbolos arquitectónicos de Bujará y el monumento más antiguo de la ciudad que da sentido al concepto de ser invencible.
A poco más de cien metros nos infiltramos en Poi-Kalyan, un conjunto arquitectónico de indudable belleza situado en el corazón de Bujará donde está el famoso minarete Kalyan y una excepcional mezquita enfrentada a la madraza Miri-Arab.
Se me eriza la piel nada más ver esta maravilla, estamos contemplando más de mil años de historia… La noche nos atrapa callejeando los recodos de los interminables bazares con olor a especias, repletos de gente disfrutando del frescor nocturno y el ambiente relajado. Nos acercamos a ver el minarete iluminado. En su tiempo fue un faro que orientaba las caravanas que recorrían la Ruta de la Seda… con una suculenta leyenda que ya os contaré… ahora toca descansar, mañana recorreremos cada centímetro de esta singular ciudad.
I LOVE Bujara
Nos ponemos en ruta bien temprano para esquivar el calor… en el trayecto, fácilmente, hemos alcanzado los 40°. Tenemos en el horizonte otra ciudad clave en los intercambios comerciales de la legendaria Ruta de la Seda: Bujará.
La carretera es una línea recta ligeramente arqueada de poco más de 270 Kms que se divide en cuatro carriles de ida y vuelta. Hay tramos regulares y malos. Parte de la vía está reasfaltándose, parte muy bacheada y otra parte presenta unas marcadas “roderas” en el asfalto que bien parecen las vías del tren… Suerte que la Taca se comporta genial en todos los terrenos, nos trasmite mucha seguridad… y por supuesto el piloto es una máquina. Hemos hecho tres paradas de 15 minutos para hidratarnos con un rico zumo de granada y estirar las piernas y la espalda porque el traqueteo es continuo. En cuatro horas estamos entrando en Bujará…
En tiempos pasados, las valientes caravanas de la Ruta de la Seda pernoctaban en esta ciudad cuyo centro histórico ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Descansamos un ratico y, al atardecer, ya estamos recorriendo sus calles, en esa hora mágica en la que luz impregna con una suave pátina dorada cada rincón de la ciudad…
Me encanta ver a la chiquillería jugar y correr en las calles, con sus bicis, sus pelotas, sus juegos de siempre… me produce cierta nostalgia… juegan tan libres como cuando éramos niños…
Bujará se presenta como una gran sorpresa, conserva casi intacto su casco histórico con una deslumbrante variedad de mezquitas, madrazas, bazares, parques y mausoleos que nos abren una fascinante ventana al pasado.
Toda su riqueza patrimonial está concentrada en la misma zona, lo que hace que este primer encuentro sea una explosión de sensaciones… Justo en frente de nuestro alojamiento está la antigua fortaleza Ark, uno de los símbolos arquitectónicos de Bujará y el monumento más antiguo de la ciudad que da sentido al concepto de ser invencible.
A poco más de cien metros nos infiltramos en Poi-Kalyan, un conjunto arquitectónico de indudable belleza situado en el corazón de Bujará donde está el famoso minarete Kalyan y una excepcional mezquita enfrentada a la madraza Miri-Arab.
Se me eriza la piel nada más ver esta maravilla, estamos contemplando más de mil años de historia… La noche nos atrapa callejeando los recodos de los interminables bazares con olor a especias, repletos de gente disfrutando del frescor nocturno y el ambiente relajado. Nos acercamos a ver el minarete iluminado. En su tiempo fue un faro que orientaba las caravanas que recorrían la Ruta de la Seda… con una suculenta leyenda que ya os contaré… ahora toca descansar, mañana recorreremos cada centímetro de esta singular ciudad.
I LOVE Bujara