Día 19: Dushanbé - Khujand 1/2
Después de un desayuno reparador nos ponemos en marcha para visitar la capital Tayika. Es una extensa y moderna ciudad concebida para impresionar a su gente. El centro está sembrado de edificios gigantescos con enormes pantallas led que promocionan actividades de su Presidente.
Hay monumentos conmemorativos por doquier, me llama mucho la atención la abundancia de parques y lo cuidados que están. En un país con un clima tan cálido y escasez de agua el mantenimiento de tantos espacios florales es espectacular. En los alrededores del Parlamento se están reponiendo todas las plantas.
Varias cuadrillas de mujeres se dedican a esta tarea desde que sale el sol hasta el atardecer… excesivo. Le pregunto a un capataz que me observaba mientras hacía fotos, sobre cada cuánto tiempo se renuevan las plantas y me responde: cada 20 días… Me quedo perpleja, son muchísimos metros de variedades florales los que hay que reponer pero… ¿y lo contenta que está la gente paseando por las avenidas principales? Las farolas de los parques simulan ser cigüeñas, las adoran… continuamos la visita hasta el Parque Rudaki donde se encuentra una escultura del poeta, el Palacio de la Nación, residencia oficial del Presidente de Tayikistán y el Monumento a la Independencia, simbolizando la libertad del país.
La siguiente parada ha sido al lujoso Mercado Mehrgo, me recuerda más a un palacio que a un típico mercado local. Pasear sus puestos es un placer para los sentidos.
Nuestro destino de hoy es Khujand, para llegar hemos rodado por la carretera M34 que cruza las montañas de Gissar. No ha sido tarea fácil. La M34 es una imponente carretera que va desde Dusambé hasta Khujand. Tiene 302 Kms y alcanza una altura de 2.751 m en el paso de Shakhristan. Es de esperar que haya niebla y, por supuesto, lluvia además de un tráfico intenso de camiones, algunos pasos de montaña y decenas de túneles estrechos y sin iluminación, incluido el túnel de Anzob, apodado el túnel de la muerte por los lugareños. Un túnel oscuro, húmedo y peligroso de 5.040 m. donde otros vehículos circulan a toda velocidad a tu alrededor en caos y es el único paso del norte al sur de Tayikistán.
Esta carretera de montaña aunque asfaltada resulta bastante desafiante. Es muy estrecha en algunas partes, sin protecciones y con desniveles peligrosos…. se complica la ruta con sus empinados pasos de montaña en curvas muy cerradas con camiones de frente. La temperatura pasa de 30º a 12° en apenas unas decenas de kilómetros.
Cuando descendemos desde el puerto de montaña hasta el nivel del río nos encontramos con una cola de coches atascados en la estrecha carretera… no entendemos qué pasa.
Un joven nos dice que ha habido una avalancha y la vía está cortada. Manolo va zigzagueando entre los coches parados hasta llegar a pocos metros del problema… una gran roca se ha desprendido con la tormenta recién pasada y ha provocado un desprendimiento de grava.
Hay que esperar la llegada de una máquina para abrir el paso. Le preguntamos a un policía cuando tardará y nos responde que una hora… finalmente serán dos. La gente, muy animada, nos dice que nos ayudan a coger la Taca en peso y pasarla al otro lado… el policía dice que ni hablar, que es muy peligroso y la verdad es que tiene razón.
Estoy preocupada, estamos encerrados en un cañón ratonera, los coches se han apilado y no se puede maniobrar… solo queda esperar. Empieza a llover, hace frío y caen piedras pequeñas de la montaña… la gente se asusta y corren despavoridos a refugiarse en sus coches. Un amable tayiko nos invita a guarecernos en el suyo cuando se oye un murmullo potente. ¡La máquina ha llegado por fin!
Sin pensárselo, empieza a remover la grava y las piedras como si nada. En quince minutos está el carril abierto y nos invitan a pasar… al otro lado del desprendimiento hay otro atasco monumental que vamos sorteando siguiendo a un coche de alguna autoridad.
Tardarán rato en ordenarse… nos queda mucho camino por delante, la Taca empieza a escalar carreteras de ensueño con vigor. El paisaje es abrumador, brutal pero yo solo quiero llegar al destino. Hemos vivido una aventura que, contada así, en breves líneas no parece tanto pero la realidad siempre supera la ficción. De eso sé un rato.
Hemos llegado exhaustos pero emocionados, todo ha salido bien. Ahora toca un poco de relax y a descansar.