Jaime Martín 12/08/2014 - 11:43
Hubo un tiempo en el que casi todos los pilotos del Mundial querían pilotar como Valentino Rossi. El italiano era el referente absoluto y si al de Tavullia se le ocurría sacar la pierna al aproximarse a una curva, iban unos cuantos y le copiaban. Sirviera o no para algo.
En los últimos años, los pilotos llegados de 250cc implantaron otro estilo: el de dar más importancia al paso por curva. Las antiguas monturas de 2 Tiempos propiciaban que al potenciar ese aspecto se bajaran mucho los tiempos por vuelta con las MotoGP. Dani Pedrosa o Jorge Lorenzo eran los claros ejemplos. Su finura en el pilotaje también creó escuela.
Sin embargo, ahora hay un nuevo ejemplo a seguir: Marc Márquez. Su estilo es muy distinto al de sus antecesores. En las curvas veloces derrapa mucho, es mucho más agresivo en su aproximación a la curva. En los ángulos más cerrados, en cambio, frena más fuerte y más cerca del ápice y acelera más fuerte y antes.
"Marc lleva la Honda como si fuera una Moto2. Frena muy tarde, llega lanzado. Cuando parece que no va a poder hacerla girar, la mete de lado. La inclina y cierra la curva. De este modo gana muchísimo", expone claramente Andrea Dovizioso, un exponente de la vieja escuela, la del 250.
El italiano admite, sin ningún rubor, que para hacer algo contra Marc hay que imitarle: "No puedo hacer las mismas trayectorias con la Ducati. La Honda es muy estable en frenada, pero se trata más del estilo de pilotaje".
En Estados Unidos, donde son muy dados a analizar al milímetro cada aspecto, no se explican las cosas que hace Márquez con la Honda. "Nunca vi a nadie que hiciera girar la moto moviéndola de delante y con la rueda trasera en el aire", comenta David Cameron, veterano periodista de cyclenews.com.
Readaptación
Renovarse o morir. Eso lo ha entendido perfectamente Valentino Rossi, que ha estudiado bien al de Cervera y busca calcarle. "Aún puedo mejorar mi estilo de pilotaje. Este año guío diferente al pasado. Es inevitable cambiar. Si pilotase como lo hacía hace 10 años no sería capaz de llegar al séptimo lugar. Ese es el motivo por el que progresé en Indianápolis, encontré nuevas trayectorias", admitía.
De hecho, es el motivo por el que El Doctor practica cada vez más dirt track. Su pista en su Ranch en Tavullia es su mejor campo de pruebas. Como lo es la de Rufea (Lleida) para Márquez. El líder invicto ha conseguido que esta modalidad, desterrada durante unos años, esté más de moda que nunca. Muchos pilotos están variando sus planes de entrenamientos para reducir sus jornadas de motocross para alargar las de esta otra modalidad.
Es más, no sólo los participantes se han dado cuenta de que deben imitar a Márquez para progresar. También los equipos y las marcas han visto la circunstancia. Es una de las razones por las que ahora miran más a Moto2 o Moto3 para apostar por pilotos que puedan inquietar y batir al español. No buscan en Superbikes y quieren sangre nueva de manera urgente.
Por ello se impone el estilo agresivo de Jack Miller, líder en Moto3 que saltará a MotoGP directamente en 2015 de la mano de Honda, quien lo situará en LCR. O de Maverick Viñales, quien con sólo un año de experiencia en la clase intermedia, irá a Suzuki. Sus derrapadas han enamorado en Hammamatsu.
O de Pol Espargaró, quien pese a contar con una Yamaha configurada al estilo de Lorenzo basado en el paso por curva, brega por hacerla funcionar a la manera de Moto2. Sus jefes le han dado el visto bueno aunque ello le cueste alguna caída. Su progresión ya muestra que va bien.
El fin del purismo
Biaggi, ejemplo de piloto fino y amigo de Lorenzo, ve claro por qué gana Márquez: "Incluso cuando entra colado, lograr cerrar la trayectoria y abrir gas sin irse largo. Si uno falla, debe girar más en redondo. Él, no. Encuentra la línea con derrapadas de medio metro".
MARCA
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